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El cronotipo y el horario en que practica deporte han mostrado ser influyentes en la disminución del cáncer de mama y próstata.

La actividad física es un factor de protección frente al cáncer, incluso en algunos como el colorrectal y de mama. Un reciente metaanálisis sobre este último indicó una reducción del 20% del riesgo asociado al ejercicio físico tanto para las mujeres premenopáusicas como para las postmenopáusicas. Las pruebas sobre la actividad física y el cáncer de próstata son menos, aunque su práctica a largo plazo parece reducir el riesgo. En 2007 el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) clasificó el trabajo por turnos, que incluye la perturbación circadiana como un factor probablemente carcinógeno para los seres humanos, y una reevaluación realizada en 2019 llegó a la misma conclusión. El cronotipo es un atributo humano que se correlaciona con los ritmos circadianos endógenos. La preferencia diurna y el cronotipo pueden afectar a la adaptación de los ritmos circadianos de las personas a nuevas condiciones de luz y oscuridad dictadas por el uso de luz artificial.

En un estudio reciente en el que se examinaron los ritmos circadianos y el cronotipo, los tipos matutinos tenían la mayor protección frente a un cáncer al seguir los patrones diurnos de dieta en comparación con los que cenaban en las noches. La actividad física inadecuada también puede perturbar los ritmos circadianos y, por tanto, afectar al riesgo de cáncer.

De acuerdo a estos antecedentes, un grupo de investigadores de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España, se propuso estudiar el efecto del momento del día en que se realizaba actividad física sobre el riesgo de cáncer de mama y próstata a través de un estudio poblacional de control de casos basado y la posible modificación del efecto por el cronotipo y el trabajo por turnos. Evaluaron la actividad física durante toda la vida mediante entrevistas personales, con información sobre el momento del día en que se practicaban ejercicios para 781 casos de cáncer de mama, 865 controles femeninos, 504 casos de próstata y 645 controles masculinos.

Los investigadores descubrieron que el efecto protector del ejercicio sobre el riesgo de desarrollar cáncer de próstata o de mama era potencialmente mayor cuando se realizaba entre las 8:00-10:00 de la mañana. Sin embargo, en hombres, este efecto era igual de fuerte para la actividad deportiva regular de la noche (19:00-23:00). Los cronotipos de los participantes, es decir, sus preferencias por el sueño y la actividad a una hora determinada del día también influyeron en los resultados: el ejercicio matinal (8:00-10:00) pareció ser particularmente bueno para los participantes que esencialmente preferían estar activos por la noche, es decir, con cronotipos tardíos.

Esta es la primera investigación basada en la población que identifica un efecto diferencial del tiempo de actividad física sobre el riesgo de cáncer con efectos más pronunciados para la actividad matutina. Estos resultados, si se confirman, pueden mejorar las recomendaciones para la prevención del cáncer.

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